“Esta vez su pensamiento fue como un deseo. Recordaba las veces que había ido ahí, saliendo sigilosamente de la cama en su camisón cuando la luna era llena, tendiéndose en el piso con los brazos abiertos, como si estuviera crucificada. ¿Por qué? La gran luna pálida se lo había hecho hacer. Las figuras horribles que danzaban en el biombo tallado se habían burlado, pero a ella no le había importado. También recordaba cómo, toda vez que iban al mar, se había alejado sola acercándose todo lo posible al mar, cantando algo, algo que ella había compuesto, mientras miraba toda esa agua inquieta. Había existido esa otra vida: salir corriendo, traer cosas al hogar en bolsas, hacer aprobar cosas, discutirlas con Jug, y llevarlas de nuevo para traer más cosas para su aprobación, y arreglar las bandejas de papá y tratar de no fastidiar a papá. Pero todo parecía haber sucedido en una especie de túnel. No era real. Era sólo cuando salía del túnel a la luz de la luna o junto al mar o en una tormenta que se sentía realmente ella misma. ¿Qué significaba eso? ¿Qué era los que siempre estaba deseando? ¿Adónde conducía todo eso? ¿Ahora? ¿Ahora?
Se apartó del Buda con uno de sus gestos vagos. Se acercó adonde estaba Josephine de pie. Deseaba decirle algo, algo terriblemente importante, sobre... sobre el futuro y lo que...
—¿No crees que tal vez...? –empezó.
Pero Josephine la interrumpió
—Me estaba preguntando si ahora... –murmuró. Ambas callaron. Esperaron una a la otra.
—Sigue, Con –dijo Josephine.
—No, no, Jug. Después de ti –dijo Constantia.
—No, dime lo que estabas por decirme. Tú empezaste –dijo Josephine.
—Yo... yo prefiero oír primero lo que tú tienes querías decirme –dijo Constantia.
—No seas absurda, Con.
—Realmente, Jug.
—¡Connie!
—¡Oh, Jug!
Una pausa. Luego Constantia dijo débilmente:
—No puedo decir lo que estaba por decir, Jug, porque he olvidado qué era... lo que estaba por decir.
Josephine quedó en silencio por un momento. Fijó la vista en la gran nube donde había estado el sol. Entonces dijo brevemente:
—También yo lo he olvidado”.
Las hijas del difunto coronel
(The Daughters of the Late Colonel)
traducción: Antonio Bonano.
Se apartó del Buda con uno de sus gestos vagos. Se acercó adonde estaba Josephine de pie. Deseaba decirle algo, algo terriblemente importante, sobre... sobre el futuro y lo que...
—¿No crees que tal vez...? –empezó.
Pero Josephine la interrumpió
—Me estaba preguntando si ahora... –murmuró. Ambas callaron. Esperaron una a la otra.
—Sigue, Con –dijo Josephine.
—No, no, Jug. Después de ti –dijo Constantia.
—No, dime lo que estabas por decirme. Tú empezaste –dijo Josephine.
—Yo... yo prefiero oír primero lo que tú tienes querías decirme –dijo Constantia.
—No seas absurda, Con.
—Realmente, Jug.
—¡Connie!
—¡Oh, Jug!
Una pausa. Luego Constantia dijo débilmente:
—No puedo decir lo que estaba por decir, Jug, porque he olvidado qué era... lo que estaba por decir.
Josephine quedó en silencio por un momento. Fijó la vista en la gran nube donde había estado el sol. Entonces dijo brevemente:
—También yo lo he olvidado”.
Las hijas del difunto coronel
(The Daughters of the Late Colonel)
traducción: Antonio Bonano.
* * *
“This time her wonder was like longing. She remembered the times she had come in here, crept out of bed in her nightgown when the moon was full, and lain on the floor with herarms outstretched, as though she was crucified. Why? The big, pale moon had made her do it. The horrible dancing figures on the carved screen had leered at her and she hadn't minded. She remembered too how, whenever they were at the seaside, she had gone off by herself and got as close to the sea as she could, and sung something, something she had made up, while she gazed all over that restless water. There had been this other life, running out, bringing things home in bags, getting things on approval, discussing them with Jug, and taking them back to get more things on approval, and arranging father's trays and trying not to annoy father. But it all seemed to have happened in a kind of tunnel. It wasn't real. It was only when she came out of the tunnel into the moonlight or by the sea or into a thunderstorm that she really felt herself. What did it mean? What was it she was always wanting? What did it all lead to? Now? Now?She turned away from the Buddha with one of her vague gestures. She went over to where Josephine was standing. She wanted to say something to Josephine, something frightfully important, about... about the future and what...
"Don't you think perhaps..." she began.
But Josephine interrupted her.
"I was wondering if now..." she murmured. They stopped; they waited for each other.
"Go on, Con," said Josephine.
"No, no, Jug; after you," said Constantia.
"No, say what you were going to say. You began," said Josephine.
"I...I'd rather hear what you were going to say first," said Constantia.
"Don't be absurd, Con."
"Really, Jug."
"Connie!"
"Oh, Jug!"
A pause.
Then Constantia said faintly, "I can't say what I was going tosay, Jug, because I've forgotten what it was...that I was going to say."
Josephine was silent for a moment. She stared at a big cloud where the sunhad been. Then she replied shortly, "I've forgotten too."