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Salí en busca del último flautista
de orquesta popular
y lo encontré en un viejo pueblo
de la pampa húmeda
con pasto y ranas
en la cornisa de sus casas
era pelirrojo y pelotari
jugábamos a la pelota por la tarde
y de noche él tocaba tangos en la orquesta
marcando el compás con su taco
y yo bailaba con su hermana
por ser el último flautista
de orquesta popular
lo filmé para proyectarlo
en mis charlas sobre tango
muchos años después
me enteré que había muerto
tuberculoso de tanto trasnochar
y jugar a la pelota
volví y lo busqué entre las tumbas
cubiertas de musgo
la rica y húmeda tierra pampeana
ya le había convertido el pelo
en hojas de remolacha
después de abrazarnos con cariño
fuimos al frontón y jugamos
hasta extenuarnos
sentados en el suelo
las espaldas contra la pared
tocó su último tango
con la flauta que le di
y yo canté los versos de Contursi
después no lo vi más
pero cada vez que como remolachas
lo recuerdo con amor.
*
24
Yo padezco tensiones
semejantes a las que produce el desamor
cuando no las puedo descargar
se materializan en un aro incandescente
alrededor de mi cráneo
los amigos que llegan
prenden su cigarrillo en él
y esperan conversando que se enfríe
cuando se van
llevan el aro que servirá de llanta
a un triciclo infantil
el niño al que se lo regalan
viene a visitarme
y me mira con afecto
me muestra su habilidad para manejar
y al alejarse conduciendo con una mano
con la otra me saluda.
De Versos para
despejar la mente. Rosario: Editorial Municipal de Rosario, 2006.