jueves, 11 de octubre de 2007

dos versiones de "Elm" de Sylvia Plath



Elm

for Ruth Fainlight

I know the bottom, she says. I know it with my great tap root;
It is what you fear.
I do not fear it: I have been there.

Is it the sea you hear in me,
Its dissatisfactions?
Or the voice of nothing, that was you madness?

Love is a shadow.
How you lie and cry after it.
Listen: these are its hooves: it has gone off, like a horse.

All night I shall gallup thus, impetuously,
Till your head is a stone, your pillow a little turf,
Echoing, echoing.

Or shall I bring you the sound of poisons?
This is rain now, the big hush.
And this is the fruit of it: tin white, like arsenic.

I have suffered the atrocity of sunsets.
Scorched to the root
My red filaments burn and stand,a hand of wires.

Now I break up in pieces that fly about like clubs.
A wind of such violence
Will tolerate no bystanding: I must shriek.

The moon, also, is merciless: she would drag me
Cruelly, being barren.
Her radiance scathes me. Or perhaps I have caught her.

I let her go. I let her go
Diminished and flat, as after radical surgery.
How your bad dreams possess and endow me.

I am inhabited by a cry.
Nightly it flaps out
Looking, with its hooks, for something to love.

I am terrified by this dark thing
That sleeps in me;
All day I feel its soft, feathery turnings, its malignity.

Clouds pass and disperse.
Are those the faces of love, those pale irretrievables?
Is it for such I agitate my heart?

I am incapable of more knowledge.
What is this, this face
So murderous in its strangle of branches? ----

Its snaky acids kiss.
It petrifies the will. These are the isolate, slow faults
That kill, that kill, that kill.

01. Versión de Victoria L. Martí.

Olmo

Para Ruth Fainlight

Conozco el fondo, dice ella. Lo conozco con mi gran raíz primaria:
Es lo que te temés.
Yo no le tengo miedo: estuve ahí.

¿Es el mar lo que oís adentro mío,
sus descontentos?
¿O la voz de la nada, que era tu locura?

El amor es una sombra.
Cómo se miente y se llora tras él.
Escuchá: estos son sus cascos: se disparó, como un caballo.

Voy a galopar así toda la noche, impetuosamente,
Hasta que tu cabeza se vuelva una piedra, tu almohada un pedazo de pasto
Y retumbe, retumbe.

¿O debería traerte el sonido de venenos?
Esto es la lluvia ahora, esta inmensa calma.
Y éste es su fruto: blanco estaño, como arsénico.

He padecido la atrocidad de los crepúsculos.
Chamuscada hasta la raíz
Mis filamentos rojos arden y permanecen, un manojo de alambres.

Ahora me rompo en mil pedazos que vuelvan por ahí como garrotes.
Un viento de tal violencia
No va a tolerar espectadores: tengo que gritar.

También la luna es despiadada: me arrastraría
Cruel cuando está yerma.
Su resplandor me calcina. O tal vez yo la tenga atrapada.

La dejo ir. La dejo ir.
Menguante y chata, como después de una cirugía radical.
Cómo me poseen y me alimentan tus pesadillas.

Estoy habitada por un grito.
Nocturno aletea
Buscando, con sus garfios, algo para amar.

Me aterroriza esta cosa oscura
Que duerme en mí;
Todo el día siento sus suaves giros como plumas, su malignidad.

Nubes pasan y se dispersan.
¿Son esas las caras del amor, esas pálidas irrecuperables?
¿Es por ellas que se agita mi corazón?

Soy incapaz de más conocimiento.
¿Qué es esto, esta cara
tan asesina en su manera de estrangularse con ramas?

Su ácido beso de víbora.
Petrifica la voluntad. Estas son las aisladas, lentas faltas
Que matan, que matan, que matan.

02. Versión de María Julia de Ruschi Crespo.

Olmo

Para Ruth Fainlight

Dice: conozco el fondo. Lo conozco con mi profunda raíz.
Tú le temes.
Yo no: estuve ahí.

¿Es el mar lo que oyes en mí,
La ansiedad del mar?
¿O es la voz de la nada, tu locura?

El amor es una sombra.
Cómo mientes y lloras por él.
Escucha: estos son sus cascos: se fue, como un caballo.

Resonando, resonando,
Toda la noche galoparé como él, impetuosamente,
Hasta que tu cabeza sea una piedra y tu almohada un poco de césped.


¿O he de traerte el sonido de venenos?
Esta gran calma es la lluvia.
Y éste es su fruto blanco acerado, se parece al arsénico.

He sufrifo la atrocidad de las puestas de sol.
Abrasados hasta la raíz,
Mis filamentos rojos arden y resisten, una mano de alambres.

Ahora me rompo en pedazos que vuelan como clavas.
Un viento tan violento
No tolerará espectadores. Debo aullar.

También la luna es cruel: me arrastraría
Sin piedad, si fuese estéril.
Su resplandor me hiere. O tal vez la he atrapado.

La dejo ir. La dejo ir.
Disminuida y aplastada como después de una cirugía general.
¡Cómo me poseen tus pesadillas, y me enriquecen!

Me habita un grito.
De noche se agita
Buscando con sus garras algo para amar.

Me aterra esta cosa oscura
Que duerme en mí;
Todo el día siento su suave insidia, su malignidad.

Las nubes pasan y desaparecen.
¿Son así los rostros del amor, tan pálidos e irrecuperables?
¿Por eso se conmueve mi corazón?

Ese es todo mi saber.
¿Qué es eso, esa cara asesina
Ahorcada entre las ramas?—

Sus ácidos ofídicos besan.
Petrifica la voluntad. Estas son los lentos y torpes deslices
Que matan.

2 comentarios:

guillecant dijo...

Me encanto este poema de silvita ya te lo pedire en papel). Tambien las dos traducciones conrapuestas, aunque te imaginaras con cual me quedo...y me encanta el blog en general, es realmente interesante...constantemente se actualiza (ya veremos cuanto te dura..jaja)...un beso de tu lector guillecant (¿quien sera?¿quien sera?)

Anónimo dijo...

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