martes, 2 de octubre de 2007

En una página de los diarios de Julien Green


Febrero de 1935

16 de febrero. Envidio a veces, con bajeza, a aquellos que pueden convertirse, arrojarse a los pies de un sacerdote y liberarse de todo aquello que los agobia o los hace sufrir. Para mí, la cosa es imposible. Hasta me parece un poco innoble. Ser libres de lo que se ha hecho por haber confesado todo a un hombre en sotana... No. Tal vez no sea bueno rechazar lo que la carne nos entrega de alegría y tristeza, sobre todo porque no debemos renegar de la vida. Feliz aquel que sin violencia, y sin una lucha agotadora, alcanza a adormecer su deseo y subir más alto.

22 de febrero. Tormenta anoche. El viento me despertó cerca de las tres. Tuve pensamientos melancólicos. Durante el día, toda clase de cosas agradables o insignificantes nos ocultan la verdad; es sólo durante esos isomnios de madrugada que uno se da cuenta de que la muerte nos espera.

De Derniers Beaux Jours
(Journal 1935-1939)

1 comentario:

ele dijo...

San, me encanta tu blog.
Sobre todo este fragmento.
Durante el día, toda clase de cosas agradables o insignificantes nos ocultan la verdad. Sin comentarios.